No estás ansioso. Estás drogado. (Más o menos.)
Subes al escenario. O activas el micrófono en Zoom.
Se te cierra el pecho. Se te enfrían las manos. Te tiembla la voz.
¿Y tu mente? Desaparecida. En blanco. Nada.
¿Qué pasaría si te dijera que eso que sientes no es miedo…sino un “chute” químico en toda regla?
Así es — cuando vas a hablar en público, tu cuerpo te sirve un cóctel que haría envidiar a cualquier DJ de rave.
Esto es lo que de verdad circula por tu sistema:
Adrenalina — tu turbo.
Noradrenalina — te agudiza... y después te quema la concentración.
Cortisol — amplifica el estrés.
Endorfinas — atenúan el dolor, para que LITERALMENTE, puedas escapar y no haya dolor que te frene.
Traducción:
Imagina esto:
Te acabas de meter de golpe:
5 cafés cargados
+Un Redbull
+Otro Redbull con una carga de Ginseng
+Un vino tinto con el estómago vacío
Y justo en ese momento, alguien te da un micro y te dice:
“Tranquilo, respira y actúa con naturalidad.”
No es de extrañar que nada funcione.
Las técnicas de respiración, las afirmaciones, toda esa preparación… sí, funcionan.
Pero no cuando tu cerebro cree que estás en llamas.
Tu sistema nervioso no está fallando — está haciendo exactamente lo que fue diseñado para hacer cuando cree que estás en peligro:
”colocarte” con la química de la supervivencia.
¿Entonces qué puedes hacer?
Si tu cuerpo ya ha activado la secuencia de emergencia, calmarte no sirve de nada hasta que tu cerebro sepa que estás a salvo.
Esto sí funciona — porque completa el ciclo:
Sacude tu cuerpo durante 30 segundos
Respira como si acabaras de correr una carrera
Haz movimientos exagerados
Ríete si puedes — nada neutraliza el miedo como la risa
Eso le dice a tu sistema:
“La amenaza ha pasado, hemos escapado”
Y solo entonces puede volver la calma, de forma natural.
¿Quieres no volver a llegar jamás a ese punto de pánico?
En mi programa Executive Talk Rewire™, vamos más allá.
Le enseñamos a tu subconsciente que la visibilidad es segura.
Desmontamos los viejos bucles de miedo desde la raíz — con RTT, trabajo con el sistema nervioso y herramientas prácticas.
Así que, la próxima vez que te enfoquen los focos:
No estarás colocado por el pánico.
Estarás presente. Claro. Con los pies en la tierra.